sábado, 10 de mayo de 2008

Resumen de la teoría regulacionista del teórico de regiones del Prof. Sbattella


8. Regionalización
Ya se han adelantado que una de las principales estrategias para hacer frente a la lógica de la globalización consiste en la constitución de bloques regionales entre países periféricos.
En este apartado se analizarán los diferentes niveles de integración posibles, sus características, ventajas, costos, etcétera. Luego, será comentado el caso de Mercosur como una expresión de esta modalidad regional, y el proyecto que se le opone por nuestros días: ALCA.
Pero antes de entrar de lleno en el análisis del regionalismo, es conveniente ahondar en las principales consideraciones teóricas sobre la significación de la gestión regional en una estrategia de desarrollo.

8.1. Consideraciones teóricas del regionalismo[1]
La importancia del análisis regional
Luego de haber analizado las características del capitalismo global, será necesario referirse al análisis de las regiones económicas.
La manera de gestionar la inserción y el desempeño económico en una economía que “se globaliza” puede ser abordada de diversas maneras, de acuerdo a la concepción que se tenga sobre el crecimiento económico y la dinámica de los espacios regionales. Tal perspectiva depende de teorías macroeconómicas más amplias, de cuyos supuestos derivan diversos modelos.
Las diferentes caracterizaciones y dinámicas atribuidas al desempeño económico regional supondrán a su vez diferentes tipos de gestiones, consideradas en cada caso como las más apropiadas para favorecer su óptimo rendimiento. Por lo tanto, la importancia de exponer las distintas perspectivas teóricas acerca del espacio regional se vincula con el crucial papel que tienen los modelos para la planificación y configuración del futuro. De este modo, la dimensión teórica adquiere una relevancia práctica, efectiva, al vincularse a la posible eficacia de la toma de decisiones macroeconómicas.
A continuación se expone, en base al trabajo de Hernández (1996), la manera en que las principales teorías económicas derivan en modelos sobre el espacio regional, comentando sus principales implicaciones y tipos de gestión que se derivan de sus premisas.

Modelo de origen Neoclásico: Modelo de Solow
Este modelo se apoya en los supuestos del modelo neoclásico:
- Competencia perfecta: sin la interferencia de mecanismos ajenos al mercado.
- Rendimientos constantes a escala: Implica que los costos de producción son los mismos siempre, sin importar el tamaño de la unidad productiva
- Economía descentralizada
- Equilibrio general walrasiano: Pleno uso de la capacidad productiva: todos los mercados están en equilibrio y no hay recursos (capital, trabajo, tierra) ociosos. Es decir que el mercado de trabajo también está en equilibrio y pleno empleo.
- Ausencia de progreso técnico: su efecto sobre el precio, la oferta y la demanda se neutraliza con el operar libre de los mecanismos de mercado.
- Múltiples operantes (sin monopolios ni oligopolios que dominen el mercado): nadie decide los precios ni tiene influencia sobre el mercado. El entrar o salir de los operadores (considerados individualmente) no influye en el precio ni en la cantidad ofrecida.

Desde el punto de vista del crecimiento regional se incorporan al modelo de Solow dos supuestos:
-Igual función de producción para todas las regiones
-Libre movilidad de los factores de la producción (Capital, trabajo, insumos)

Bajo estas condiciones, según el modelo neoliberal las regiones tienden a homogeneizarse en su ritmo de crecimiento, al equilibrarse “automáticamente” cualquier asimetría por los mismos mecanismos del mercado. Así, se homogeniza la intensidad de capital, el nivel de salarios y la distribución del factor trabajo. La movilidad de los factores va compensando en forma autónoma los desequilibrios distributivos.
Cuando en una región se produce un aumento en la intensidad del capital (K), disminuye su productividad marginal, mientras aumenta en los lugares que quedan rezagados. Por lo tanto, aumentan las ventajas de dirigir el capital hacia las regiones antes menos atendidas, por el contraste entre la productividad marginal que puede lograrse en cada una.
A su vez, el factor trabajo se comporta en forma similar. La mayor cantidad de capital en una región genera una diferencia entre los salarios de dicho lugar y los de las regiones rezagadas, que son mucho más bajos. Esto supone que sea ventajoso para el factor trabajo dirigirse hacia las zonas de mayores salarios, presionando, con este aumento de oferta, a la baja del mismo. Pero además, que sea ventajoso para el capital dirigirse a aquellas zonas de menor crecimiento, donde el factor trabajo es más barato.
Para comprender mejor el proceso, imaginemos una situación de desequilibrio regional. La concentración de capital en una de las regiones determina disímiles ritmos de crecimiento, y en consecuencia, circunstancias bien diferentes. Donde se concentra el capital, la región tiene un mayor ritmo de crecimiento y los salarios son más altos, por la mayor demanda de factor trabajo. Mientras, en la región que recibe menos capital, el ritmo de crecimiento es menor, y los salarios mucho más bajos (ya que la oferta de trabajo es menor).
Pero, según los neoclásicos, este desequilibrio no durara mucho tiempo: la mayor intensidad de capital en la primera región hace que se reduzca la productividad marginal del mismo, mientras ocurre lo contrario en la región rezagada. De este modo, se vuelve mucho más ventajoso para el capital dirigirse a las regiones hasta ese momento menos beneficiadas por el capital, que además, tienen la ventaja de salarios mucho más bajos.
A su vez, el factor trabajo se dirige a aquellas regiones donde los salarios son más altos, presionando a la baja de los mismos. Pero la concentración de población se revertirá cuando la región ahora despoblada reciba capital y suban en ella las oportunidades de conseguir trabajo, y los salarios. Como conclusión de todo el proceso, el ritmo de crecimiento se reduce en la región central y se incrementa en la rezagada.
De este modo, ante la aparición de un desarrollo divergente entre regiones, la movilidad del capital y del factor trabajo hacen que se produzca una igualación tanto en los salarios y la oferta de trabajo, como en el ritmo de crecimiento. Por lo tanto, según este enfoque, se producirá una tendencia a la igualación de los ingresos personales que favorece el proceso de convergencia entre las naciones pobres y ricas.
Dado que el equilibrio será natural, y el mercado es el óptimo asignador de recursos, la mejor gestión de la región consiste precisamente en eliminar toda distorsión a los mecanismos del libre mercado.
Pero la defensa del libre comercio viene acompañada por otra recomendación de parte de la escuela neoclásica: la especialización productiva.
Según la teoría ricardiana de las ventajas comparativas, en todos los países hay algún bien en el que puede sacarse mayor provecho a la capacidad productiva existente. Es decir, alguno que es más ventajoso que el resto en términos comparativos, con las demás economías[2]. Así, si se especializa en la producción de ese bien en lugar de producir los demás bienes simultáneamente, le saca el máximo provecho a su capacidad productiva. Luego, cada economía ofrece estos productos el mercado mundial. El resultado esperado es una mayor eficiencia de la economía en términos mundiales, y el máximo provecho para cada economía nacional (o regional).
De este modo, la teoría clásica promueve el libre comercio y la especialización como recomendación central.

Los modelos neoclásicos son ahistóricos y atemporales, reduciendo el análisis del espacio a un punto, es decir, a regiones homogéneas[3]. Pero además, Este modelo cae por la inverosimilitud de sus premisas:
En primer lugar, los términos de intercambio han supuesto, sobre todo en ciertas coyunturas históricas, una posición desventajosa para los bienes de tipo primario. Los precios no han sido nunca fijados por relaciones libres y simétricas, sino que, muy por el contrario, hay claras relaciones de fuerza operando desde los primeros días del capitalismo a favor de unos y detrimento de otros. Por tanto, el supuesto de competencia perfecta no se cumple. Como tampoco el de libre movilidad de factores productivos (el caso más claro es el del factor trabajo).
Por otra parte, los desarrollos tecnológicos diferenciales dan una mayor proporción de ventajas sobre cantidades de bienes cada vez mayores[4]. Ese desarrollo tecnológico no se produce, claro está, con la misma intensidad en todas las partes del globo. Los países que quedan encerrados en la producción de pocos productos y no disponen de medios para autoabastecerse, quedan mucho más expuestos y vulnerables a las oscilaciones del mercado internacional, y más dependientes en las relaciones de fuerza que operan en él.
Este modelo de crecimiento equilibrado y estable discrepa con el de corte keynesiano y con los actuales aportes de las teorías del crecimiento endógeno. En estos casos surgen procesos inestables, de equilibrios múltiples, subóptimos, al tiempo que afirman la no convergencia entre los ingresos de las regiones pobres y ricas.

Modelo de origen keynesiano: Harrod-Domar
La teoría Keynesiana pone especial énfasis en la importancia de la demanda efectiva.
Una vez que la producción está en el mercado, no es “realizada” hasta que no sea efectivamente vendida. Por eso, es de la capacidad de compra (demanda efectiva), que depende la realización del producto. La capacidad de compra de la población es un factor fundamental en la determinación de las crisis de sobreproducción[5]. Cuando estas ocurren, el precio deja de ser un mecanismo adecuado para equilibrar oferta y demanda, no pudiendo ésta absorber la primera[6]. Es decir, es debido a la insuficiencia de la demanda efectiva que gran parte del producto queda sin realizarse.
Para esta teoría debe distinguirse la “capacidad productiva potencial” de la “producción efectiva”. Cuando la demanda no pude absorber toda la oferta que potencialmente podría producirse, el ajuste en este caso no es una baja del precio, sino la reducción de la producción, o el estancamiento de su proceso expansivo. Por tanto, es posible que, ante la rigidez de la demanda efectiva, la capacidad productiva potencial no sea utilizada en su plenitud. En este sentido, la demanda efectiva es el principal determinante de la expansión o contracción de la oferta, y por consiguiente, del uso más o menos pleno de la capacidad productiva. Y es su rigidez la que explica la existencia de una capacidad ociosa. Por lo tanto, este enfoque permite concebir una economía en equilibrio[7] que no utiliza toda la capacidad productiva.
Por otra parte, al imponer límites a la expansión de la oferta, y por tanto del uso de la capacidad productiva, la rigidez de la demanda supone a su vez un tope a la demanda de trabajo. El desempleo que se origina no depende de lo que ocurre en el mercado de trabajo, sino que está en función de lo que ocurre en el mercado de bienes y servicios. Es decir que puede existir un desempleo que no se ajusta por la baja de su precio (el salario), ya que no depende de lo que ocurre en el mercado de trabajo, sino, en ultima instancia, de la demanda efectiva. Por lo tanto, este enfoque también permite concebir un equilibrio, sin pleno empleo.
La cuestión clave en esta teoría es que la demanda efectiva no es una variable absolutamente flexible, que responde ágilmente a los ajustes del mercado por medio de la suba o baja de precios. En realidad depende de los recursos que dispone la población consumidora, y de la manera en que están distribuidos.

En cuanto a la comprensión de las regiones, la teoría describe la influencia de las fuerzas del mercado en la generación de un proceso desequilibrante que profundiza las diferencias regionales.
Esta teoría sostiene que se producen procesos de crecimiento divergentes, y existe una tendencia a la polarización regional. Según ella, si la tasa de crecimiento del producto de cierta región es mayor que la de otras regiones, la discrepancia en el ritmo de crecimiento se incrementara en el tiempo, en especial si no hay libertad de movimiento para los factores de producción. Esto ocurre porque esa tasa de crecimiento tiene un efecto directo sobre la demanda efectiva. Así, su efecto estimulante permite la expansión de la capacidad productiva, que a su vez, al incluir mayor uso de la fuerza de trabajo, seguirá expandiendo esa demanda efectiva. Pero en cambio, un crecimiento menor, con una inversión menor, implica menor estímulo a la demanda efectiva. Así, el efecto multiplicador del crecimiento irá ampliando la brecha entre las regiones con esa discrepancia inicial. En lugar de homogenizarse las condiciones de ambas regiones por la acción de los mecanismos del mercado, son éstos los que irán acentuando la polarización entre las mismas.
De este modo, a partir de las ventajas relativas de localización se desarrollan áreas de crecimiento, que inducen al trabajo y al capital a concentrarse en ellas, y aparecen polos de desarrollo regional desigual. Es por ello que se requieren políticas y estrategias económicas regionales para reducir las diferencias regionales. Por tanto, es relevante la política regional (pública) para poder modificar la situación desigual.

Teoría de la base de exportación. Modelos de Mydral-Kaldor-Verdoorn
Cuando el crecimiento se basa principalmente en la exportación[8], es el incremento del PBI regional el que estimula la actividad de los sectores especializados en esa producción. El desarrollo de la región estará en ese caso determinado por el nivel de integración de tales actividades exportadoras al resto de la economía local[9]. Es por eso que Kaldor entiende que la explicación del desarrollo económico basado en los recursos naturales es insuficiente. Si bien estos inducen en principio la localización de las actividades económicas, no siempre motorizan en desarrollo. Es conocido el caso de una carencia de recursos naturales acompañado de una fuerte producción industrial basada en dichos recursos. Así como también es conocido el caso de actividades de enclave que implican la transformación de amplios recursos destinados al mercado externo y no contribuyen, por tanto, a la integración del proceso productivo interno regional.
Por su parte, el éxito del desempeño de la base de exportación estará condicionado por factores externos, ya que la demanda efectiva de la que depende es externa. Implícitamente se plantea el problema de la realización del producto y en ello juega un rol central la demanda de exportaciones.
Aquí la apertura del comercio exterior depende de factores endógenos y exógenos:
- La eficiencia del mecanismo endógeno se basa en la eficiencia salarial y la productividad regional. Por lo tanto, tiene que ver con la “eficiencia relativa interna al sistema económico” de una región respecto de las otras. Esto no es otra cosa que la productividad social del trabajo de la región, que depende de la calidad y capacidad técnica de la población, de la tecnología, de la infraestructura social, y de la calidad institucional. Todo esto es importante porque determina la capacidad de la economía regional para insertarse en el mercado externo, es decir, determina la eficiencia y competitividad de la economía.
- Por su parte, el mecanismo exógeno consiste en la política de exportaciones tendiente a fortalecer el multiplicador regional de la base de exportación. Es decir, se vincula con procesos externos a la región, vinculados a la demanda de sus exportaciones.

Modelo de origen estructuralista
El estructuralismo se opone a la teoría de la libre circulación con la teoría del intercambio desigual.
Esa teoría sostiene que por más que haya intercambio “libre”, basado en los precios internacionales, si hay salarios diferentes entre los países centrales y periféricos, con el mero intercambio se produce ya la apropiación del valor de aquel producto que tiene más valor trabajo. El intercambio desigual en relación al valor trabajo implica esa apropiación, aunque se oculte en la supuesta justicia de “precio internacional”.
En suma, si hay salarios desiguales se reproduce el intercambio desigual. El ideal sería un salario igual de intercambio, pero la lógica centro periferia reproduce el salario desigual.
Los estructuralistas reconocen la polarización centro-periferia[10]. Pero señalan no sólo su reproducción global, sino también nacional (o sea, una fragmentación centro-periferia del territorio en cada país). Es decir que admiten además la existencia de regiones polares[11].
Una vez más, los desequilibrios regionales son posibles. Pero los polos de desarrollo se generan no sólo a nivel mundial, sino hacia dentro de cada macro región. En Argentina, por ejemplo, el centro es la pampa húmeda y el resto de las regiones son periferia.
Ocurre que dentro de las periferias, a diferencia de lo que pasa en los países del primer mundo, son proporcionalmente mucho mayores las periferias que las regiones centrales. Por tanto, en los países periféricos la polarización regional se caracteriza por un alto grado de concentración del desarrollo económico en ciertas regiones, en coincidencia con bajos salarios en las mismas, que atraen la migración interna y deterioran los salarios con su presión sobre la oferta. Así, el efecto de compensación salarial entre centros y periferias no logra trascender las fronteras nacionales, debido a la inexistencia de movilidad libre del factor trabajo. Y en consecuencia, el deterioro salarial sólo alcanza los centros de las periferias.
La explicación del diferente salario de intercambio puede encontrarse entonces en el contraste entre una libre movilidad del factor trabajo dentro de las fronteras nacionales, y su rigidez a nivel internacional.
Las migraciones hacia el centro llevan a un deterioro creciente de los salarios de la periferia. En cambio en los centros, la presión que sus propias periferias ejercen sobre el salario de las zonas más dinámicas, es mucho menor por la dimensión relativa mucho más reducida de las mimas. Como consecuencia, el impacto sobre el salario es también menor, siendo por ello posibles niveles salariales mucho más altos que en los países periféricos.
Cuando países de centro y de periferia intercambian sus bienes “libremente”, las periferias pagan ese plus salarial al compra los bienes de los países centrales, mientras que los centros se apropian de la diferencia que no se paga al trabajo en las periferias, y permite bienes “con menor costo de producción”. La inexistencia de movilidad del factor trabajo es lo que permite la reproducción de esa asimetría.
Frente a este escenario, reconociendo la existencia de diferencias regionales internas, pero también en el orden mundial, la gestión de la región y su inserción en el mundo no pueden quedar a merced del mercado, que claramente no la ayudará a superar sus desventajas. Por tanto, la política regional no sólo es recomendada, sino que se trata de una clave fundamental para los países subdesarrollados, en desventaja y perdedores certeros en un escenario “libre de trabas” para que el mercado acentúe las polarizaciones ya definidas en nuestros días.
[1] Este apartado se basa principalmente en el trabajo de Hernández Ruby (1996). Para ampliar, en esa obra podrán encontrarse diversos indicadores para la caracterización socioeconómica de regiones.
[2] Un país es más eficiente en la producción de un producto: le cuesta menos producirlo que demandarlo, porque, debido a su infraestructura, sus recursos o el desarrollo tecnológico de sus fuerzas productivas, requiere menos horas de trabajo para elaborarlo, es decir, le es más barato el costo de producción que en otra economía gracias a la mayor productividad que reporta en ese rubro.
[3] Región Homogénea: Se determina de acuerdo a la uniformidad de características geográficas, económico sociales y político institucionales. El criterio de homogeneidad reduce el espacio a un punto. De esta forma, los problemas de espacio y d distancia dentro de la región carecen de significación. Así surgen limitaciones hacia adentro al reducirse las posibilidades de análisis espacial. El sistema puntual que prevalece en este tipo de región supone la invariancia de los parámetros del sistema macroeconómica regional.
[4] Esto supone una ventaja para las economías capaces de montar unidades productivas de escala, que requieren grandes inversiones de capital, mucho más factibles de ser realizadas en los países centrales.
[5] Una crisis de superproducción es el desequilibrio persistente entre oferta y demanda de bienes, en que el exceso de oferta lleva a la acumulación de stocks que no pueden ser vendidos.
[6] Es que en esos casos la rigidez de la demanda es tal que la expansión de la oferta supone que para equilibrarse oferta y demanda seria necesario bajar los precios por debajo de los costos de producción. En consecuencia es más rentable para el productor buscar adecuarse a la demanda no bajando los precios, sino disminuyendo la producción.
[7] Equilibrio entendido como una correspondencia entre la oferta y la demanda de bienes. O sea, todo lo producido llega a realizarse, y no hay superproducción.
[8] Se considera aquí a la exportación en sentido regional. Es decir, la venta a otras regiones, sin que se traspase necesariamente las fronteras del Estado Nación.
[9] Cuanto más integradas estén mayor será su repercusión sobre la demanda efectiva, ya que los beneficios del crecimiento se traducirán en una ampliación de la capacidad de compra de la población. Pero cuando estas actividades son enclaves que inciden poco en el resto de la economía regional, las repercusiones de la actividad exportadora sobre el desarrollo del resto de la economía regional pueden ser muy poco relevantes.
[10] Teoría del Centro Periferia: Se identifica al centro con una región compuesta por un pequeño número de grandes ciudades y sus áreas de influencia que constituyen el motor de un intenso desarrollo económico y social. Ese desarrollo se sostiene sobre la base de un crecimiento acumulativo donde los procesos de innovación y cambio realimentan y ensanchan las diferencias con las regiones periféricas
La periferia por el contrario es una región poseedora de recursos naturales explotables y caracterizada por la presencia de zonas rurales atrasadas y estructuras industriales declinantes, y un estado de estancamiento y escaso crecimiento. La periferia al subordinarse al centro recibe pasivamente las innovaciones provenientes del mismo al tiempo que renuncia a procesos endógenos de desarrollo. Además, la prefería predominantemente productora de materias primas y demandante de bienes manufactureros producidos en el centro soporta un crónico deterioro de los términos de intercambio (la elasticidad ingreso de los productos exportados es inferior respecto a la elasticidad ingreso de los bienes manufacturados importados) (Hernandez, 1996).
El centro y la periferia establecen una relación de dominación-dependencia por la asimetría de su relación. El dominio se perfecciona a través del crecimiento autosostenido del centro y se reduce en efectos económicos, sociales, psicológicos, de información, etc. sobre la periferia
[11] Región Polar: Se determina geográficamente identificando conjuntos heterogéneos que conforman una jerarquía de entidades interrelacionadas a través del flujo de actividades asimétricas. Los flujos se dirigen básicamente hacia los centros dominantes determinando áreas de intenso desarrollo, las que declinan por efecto de la distancia. Este fenómeno origina la concentración de actividades y de fuerza de trabajo en ciertos puntos, impulsa la asimetría de las relaciones determinando relaciones de dominio y de desigualdad entre áreas y regiones (Hernandez, 1996).

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